¿Te acordás cuando me preguntaste si nosotros nos íbamos a quedar en esta casa para siempre?

Mi viejo tocaba tangos. En el bandoneón que mi vieja dice había comprado en Junín.

Por ejemplo, ahora: en vez de ver el gran rumbo de la Historia, veo la enorme pinza con su tentáculo pterodáctilo temblando amenazadora sobre la línea de plomo.

Perdón, si mal no recuerdo creo que ya les dije que a los ocho años ingresé en la adultez. O sea: de 0 a 8, vida en el campo.

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