estar con él un tiempo, sonreír con él
le dije: bueno, dámelo
y me lo pasó
y yo lo alcé
y ahí
me había estado preparando la vida
entonces
el mundo entero enterísimo el vasto mundo el orbe magnífico con todas sus sillas serpientes y silogismos
los fideos
los floreros alfileres fábricas y fogones
los libros, ¡Señor, todos los libros!
incluso las cosas chiquitas como los fósforos
los patitos chiquitos las estampitas de las iglesias las perlas de los collares los granos de arroz que estaban adentro del frasco de
O sea TODO
no es precisamente que desapareció (desaparecer es que uno mira y las cosas están y vuelve a mirar y en un tris no están) en desaparecer el ojo que mira no advierte violencia (ojo al ojo entonces porque no mira bien)
no es que las cosas desaparecieron
sino que hubo
un tsunami una tromba un ciclón un jaleo
¡Sí señores! Digámoslo, digamos la palabra:
¡Aquí hubo violeeeeenciaaaa!
Todas las cosas se retiraron rewind para atrás
para muy rewind
Como un viento enfervorizado
Como un monstruo de fuerte
todo se retiró chupado
para atrás
y quedó colgado del borde del mundo
todo el mundo aferradito al borde del mundo
Y habiéndose retirado todo el mundo
del mundo
a sus bordes
Yo era dios
en el centro
vacío
porque necesitábamos espacio
campo para correr
mi nieto y yo.
Publicada en "Rosa o Muerte", Editorial Santos Locos.