A los 15 años yo tenía el pelo ensortijado.

Ensortijado podría ser una bella imagen para mi pelo (por ejemplo una cabeza de la que colgaran sortijas de la calesita, la sortija que nunca ningún chico agarró, salvo que los que agarraban la sortija no se hayan dedicado nunca más a la escritura, y por eso la ausencia de registro histórico, documental, salvo Poldy Bird).

Se me venían los 15 y yo con el pelo ensortijado.

La peluquera me peinó con una hilera de sortijas sobre la frente.

Siento todavía la punta fría del peine de colita dibujando primorosamente sobre mi frente (helada de espanto como la frente de una estatua en un parque en una noche helada de espanto) siento todavía el peine de colita dibujando uno por uno

un rulo al lado de otro

todos como colitas de números seis.

 

Así quedé en la foto. Vestido blanco de broderie, zapatos con taco chupete color crema, los dientes llenos de plomo, y una corona de seis, todos en hilera, medidos con regla adheridos con plasticola a la frente.

 

Sonríe la estúpida.

 

Tiene la mano apoyada sobre una columna de yeso / trunca /

(y blanca)

A continuación / lánguida abandona la columna / trunca /

y se dirige hacia un sillón (blanco) de rulitos nº 6 (todo lleno de rulitos nº 6)

se sienta / cruza las piernas / el chupete para adelante /

y lo balancea (no se ve el balanceo, es una foto)

 

Después vuelve apurada al patio de la casa porque es la fiesta, y si hay pobreza que no se note, es muy importante la fiesta de 15 / mirá si no viene nadie qué vergüenza / está todo listo el cable del winco sale por la ventana cuidado con el cable / la mesa con la comida a un costado ni se te ocurra algo de alcohol / ¿habría coca en la época?

 

Se estrena novio en la puerta / yo en la puerta / el novio colgando para el lado de afuera / no habría prueba ni evidencia de delito / qué emoción

 

Advertencia advertising: a las 12 todos a su casa / se termina la fiesta / todos los pasajeros saliendo por la puerta / 12 /

 

- Nena, son las XII, andá diciéndoles...

 

Mientras haya música hay vida.

Mientras haiga.

 

Patética. Junto con el cable que Madre arrancó y que congeló para siempre la música empezó mi vocación por el dolor, el sufrimiento, la culpa y el culebrón. Arrancó el cable. Sin aviso.

Se terminó el mundo.

No tuve más 15 años.

La música hizo UUUUUUUUuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu

y el cieccccccccielo tendió sobre mí

un manto de plasticola.

 

Nunca retorné a escuchar silencio como aquél.

 

Los invitados se fueron en puntas de pie.

 

Se rieron de mí, entendés Madre, por culpa tuya se rieron de mí.

Y siguen. No han parado nunca. Por años se han estado riendo.

Se ríen todas las mañanas cuando se levantan. Podrían despertar de mal humor, pero en cuanto ven el café algo los hace recordar,

algo, un gesto vago, una mosca que anda en la tostada, el ladrillo de la ventana, la letra m, y en seguida yo les alegro la mañana.

A la noche vuelven a reírse. Una buena reída antes de acostarse.

Ya se sabe los beneficios sobre la piel, con los años nos hemos ido arruinando / etc.

 

Buenas noches, queridos amigos / buenas un millón de noches les desea /

esta mosca / blanca / enchastrada de plasticola.

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