Por Malena Saito
Julio 11, 2023
CUANDO ME VUELVA LOCA
Voy a ocupar las noches en contar las palabras con un lápiz rojo.
Tendrá que ser un lápiz gordo, que moleste a los dedos
como el que mi padre usaba en el mostrador del ferrocarril.
Anotaré al final de cada texto
el número de palabras.
Con el mismo rojo. Un número (seguramente de dos cifras)
/chiquitito
que no moleste.
Yo tampoco molestaré, una loca inofensiva.
Pero te vas a acordar de mí. No sé cuándo
pero te vas a acordar de mí.
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El domingo pasó y no escribí esta pequeña carta. Hoy es lunes 10 de julio, todavía es, son las 23:20 y hace tres años se murió Marga, Margarita Roncarolo, o como decía en terapia pasó eso… que ya no está…
Siempre me costaron las fechas, los aniversarios, el deber de. Pero es inevitable tomarlos como punto de partida o referencia. Me culpo porque me quedé sin palabras. Porque no hay metáfora para este dolor. Me hago la boluda con la muerte, hago como que no, como que ya vuelve, como que jaja te la creíste. Pero sí. Pasó. Se fue.
Y fue repentino y fue horrible y no la vi y no la velamos y lo supe antes de qu pasará. Supe que iba a pasar y me fui a dormir esa noche deseando por favor que no me despertaran temprano con la noticia más horrible (algún día alguien se acercara a tu cama, a decirte algo que te arruine los días)
Hace unas horas, tenía que dar taller en casa, primera clase de un grupo nuevo y se cortó la luz. Por un rato, en la oscuridad, alumbrada por una lámpara que producía luces rosas, pensé… ¿Marga sos vos?
La luz volvió cuando el taller terminó. Fue una mala clase, porque pensé que no le hice caso y no la invoqué. Es que a veces no, no puedo. Disocio. Tengo que…
Ahora vuelvo y mi casa se prendió fuego. Es que tener un taller que se llame “La casa en llamas” no es joda, no es moco de pavo…
El día que murió Marga, la biblioteca de la librería se desplomó. Todos los estantes cedieron. No hay metáfora.
¿O al revés?
INTRODUCCION
Salvo los perros de Borges (que no los míos) y Alejandro Anthoniathis / que
está loco y en el Borda / (porque en el Borda guardan bajo siete llaves a los
inmortales)
de todos modos
la muerte está allí.
o al revés.
(recitar en posición de Buda) Puesto que tengo una vida / tendré una
muerte.
o al revés
Yo tengo a mi muerte / allí / esperando tranquila / ni siquiera agazapada / para
qué / no hay peligro / mi muerte no teme /
que la aceche la vida.
(o sea, todo tranquilo, quedamos amigos)
o al revés
Yo / tengo dos cosas: mi vida / y mi muerte.
No hay tensión entre ellas (ni presión baja ni presión alta)
/ aunque a veces hago picos / de vida o de muerte/
(como no es cuestión clínica mi médico no lo sabe por eso insiste en decirme
Ud. vivirá cien años!)
o al revés
quiero decir que / mientras yo esté aquí /
la muerte no es asunto mío
(como el tren que pasa por las vías al lado de casa)
o al revés
Así que ahora
hablemos de otra cosa.
o al revés.
Margarita fue la persona más importante que conocí en mi vida. Afirmo que no conocí a nadie que me haya transformado la mirada de esa manera. El mundo es otro. Mis ojos son otros para siempre. Gracias.
CONSIDERACIÓN A TODOS LOS QUE ME GRITAN POR LA CALLE MAMARRACHO
PORQUE A LOS 60 AÑOS LLEVO EL PELO PINTADO DE ROSA
Porque lo mío no es el arte por el arte
el color rosa en el pelo es
una declaración de guerra
una guerra suave sin sangre
una guerra acorde los tiempos
lavados
de tanta toda la sangre que hubo antes
que mejor no
me viene así
rosa
de abajo de las raíces
brota tibio
gastadito
lavadito
pero mirá que para los tiempos que corren
lavadito
pero mirá que para los tiempos que corren
es casi lo mismo
y a juzgar por lo que veo
y escucho
la cosa no ha cambiado mucho
no te confundas conmigo
es rosa
pero bien podría ser rojo
rojo sangre
y no sé si esto te dice algo
te lleva a alguna parte
pero a mi sí
ya te estoy viendo
cerdo capitalista
burgués explotador
"Exijo una jornada laboral de duración normal, y la exijo sin apelar a tu corazón, ya que en asuntos de dinero la benevolencia está totalmente de más. Bien puedes ser un ciudadano modelo, miembro tal vez de la Sociedad Protectora de Animales y por añadidura vivir en olor de santidad, pero a la cosa que ante mí representas no le late un corazón en el pecho. Lo que parece palpitar en ella no es más que los latidos de mi propio corazón. Exijo la jornada normal de trabajo porque exijo el valor de mi mercancía, como cualquier otro vendedor".
¡Rosa o muerte!
La conocí cuando tenía 19 espectaculares años que no eran tan espectaculares. Me odiaba profundamente. Me sentía una fracasada. Toda mi adolescencia había sido un chasco. Miraba mucho para bajo. La cosa había empezado a mejorar -un poco- ese año cuando después de haber perdido el primer cuatrimestre de Letras (la carrera que desde los ocho años decía que iba a hacer) y haber renunciado al trabajo y la causa socialista (dejado el partido en el que había militado toda mi secundaria) encontré un taller de teatro y escritura, donde la vida parecía cobrar algún mínimo brillo o sentido. Ahí estaban Ale Berón y Diego Arbit. Y ahí encontré amigos que conservo hasta el día de hoy y que entendían al mundo como yo, algo parecido a una cofradía en el medio de la desazón.
Ale hablaba mucho de “las locuras” de su maestra, una señora muy exigente que les hacía hacer grandes performances y cuestionar mucho el lenguaje (¿Qué carajos querés decir?). Yo me la figuraba como una especie de señora dura, austera, hasta incluso malvada. Porque por ese entonces, para mí saber era sinónimo de autoritarismo. Lxs que sabían en mi vida, escatimaban. Las personas que yo conocía y admiraba parecían portar el saber como un secreto, al que había que rendirle pleitesía antes de acceder.
AHORA QUE LA REVOLUCIÓN SE ESTÁ
TARDANDO TANTO
He decidido deponer las armas por un
tiempito
y me dedico a cocinar
comidas poderosas y nutritivas
para los míos.
Sé que debo mantenerlos
en forma
para el gran asalto final.
Un día fui a comprar un libro a librería Norte y mientras el librero, intuyo que sería Sandro ahora, me decía que si me interesaba la poesía, yo tenía que tener una maestra, yo pensaba ¿dónde se consiguen las maestras? no tenía las contraseñas, los pasallaves de un ambiente, que me parecía imposible de penetrar.
Una noche mi madre que canta tangos, estaba por hacer un show, y Santiago Korovsky, el hijo de su amiga, estaba contratado para filmarlo. Matando las horas, me contó que él había hecho talleres de escritura y que la persona a la que yo tenía que conocer definitivamente si quería escribir de verdad era a Margarita Roncarolo. Otra vez ese nombre. ¿No está muerta le dije? No. Por alguna razón sentía que Ale hablaba de ella como si fuera alguien que ya no está. Alguien demasiado grande para existir.
Ale me dijo que le escribiera por facebook y así lo hice. Una tarde. Quisiera volver a leer esa primera conversación, pero me da vértigo. Todavía no pude abrir ese pasadizo, el de nuestras primeras charlas y todo lo que tenía en el celular, se borró, llevándose su voz, cuando le cayó agua adentro una noche desafortunada.
Me acuerdo que llegué tarde al primer encuentro, yo que soy tan puntual, me perdí, fui para el otro lado de la vía y estaba mortificada. Los maestros que había conocido en el teatro, eran crueles, y me imaginaba que ella también sería cruel, que iba a decirme algo horrible, algo que me humillara.
Llegué transpirada y pidiendo perdón en muchos lenguajes.
Ella me dijo BIENVENIDA, Querida, PASA. No es tarde. ¿Fumás?
CORAZÓN
Mi corazón late como tambores africanos en medio de la selva.
como puñetazos de un boxeador ganando por nocaut
como escandaloso sopapo en mitad del almuerzo
como patada en el culo propinada por director de escuela
como el 42 a las diez de la noche cuando arranca de Chacarita
Lo que me produjo Marga fue del orden de la fascinación. Su casa era una obra de arte. Una selva llena de cosas para mirar, en todo había que detenerse. Nada era “normal”. Todo estaba encantado. Hacer un mate no era hacer un mate, era leer un poema que explicaba cómo se preparaban las burbujas para estallar. Su pelo. Su ropa. Su collar que decía “Creo”. Sus manos. Sus cigarrillos. Sus anteojos. Su baño. Su sonrisa. Sus animales. Su amorcito. Sus altares. Su radio. Su. su. su. Todo. Era la locura. La admiraba. Me ponía estúpida. Porque ella me parecía genial. Qué genial. Qué genial. Qué genial. Todas las veces que alguien me parecía genial y yo me ponía estúpida, me rechazaban. Te importa todo demasiado. No sos liviana. Y acá entre Marga y yo, lo que estaba bien era que todo nos importara, que nos apasionara, que lo discutiéramos por horas. Siento que eso lo perdí. Que ahora soy una lela de nuevo, que anda por la vida pinchada como el globo rosa que encontré estampado en la calle el día que murió.
El día que se murió, ese, se me cayó el mundo abajo. ¿Con quién iba a volver a poder hablar de verdad?
Todo se me mezcla, pero sé con claridad, que conocí por primera vez una persona que le parecía que lo que yo decía… una pendeja, era interesante. Y esa pavada egocéntrica, en realidad es la que me hizo ser quien soy. Me dio el poder de la palabra y poder como dice ella en un video, es poder hacer cosas.
Y así fue como ella y yo nos empezamos a hacer amigas y a preguntarnos qué pensábamos del mundo y a tener charlas a la madrugada, en los almuerzos, en las tardes, por teléfono, por audio, por wassap, por feisbuc.
MULER CANTAT
No sirven las palabras
que no estén acompañadas por el
hueso
Antonin Artaud
Alguien se tomará el trabajo
de tallar mis huesos
con dibujos chiquititos
abrazados
volutas arabescos oropeles
líneas complicadas espirales
tendrá paciencia será un artista
trabajará con una lupa
obsesionado
la noche entera / sin dormir
velará
el punto / donde arrancará / mañana
el punto / preciso / que no se corra la punta del punzón
porque es allí /
porque no se sabe.
Escribo / al artista
no terminando nunca / su obra
buscando excusas
estirando
aplazando
demorando
abandonando un día
construyendo un descuido
cuidando el descuido como se
cuida una reina delicada
una catedral gótica
en la que el artista
que la está construyendo
encaramado (encaramando)
a la punta
de la última aguja
descubre (descubriendo)
/ mirando hacia abajo /
que no vale la pena bajar
(que si no para qué el cuerpo / como extranjero /)
y salta (saltando)
no habiendo en su cabeza
tiempo ni espacio
ni causa
para otra cosa.
Mi hueso blanco:
una figurita trémula
de papelito blanco.
Escribo y siento dolor y culpa. Cuando Marga se murió hice lo que después leí que dice Vinciane Despret en "A la salud de los muertos" que hacemos lxs ateos con nuestrxs muertxs, hacer cosas por ellxs, volver a sus consejos, mirar para ese lado que miraban, continuar el diálogo. Plena pandemia y empecé a acumular objetos rosas. A hacer listas de todos los regalos que alguna vez me hizo. A armar altares. A comprar sistemáticamente todos los libros de los que hablábamos, todos los libros que ella tenía, que ella me había dicho que tenía que leer. Pero había algo… yo solo podía pensar en ella juzgándome, enojada. ¡Nada más alejado de Marga, por dios! me repetía. La única persona que me había habilitado, que me habilitó a ser quién soy. Sin título, sin amor, sin trabajo, sin casa. Marga me dijo cuando tenía 23 años que empezara a dar talleres, que yo podía.
Hablo de no hablar
de eso hablo
Hablo de no hablar
Del único silencio
de la palabra.
Hablo de ver
el olor de miles de fósforos quemados
en la palma de la mano
sitio preciso donde se van quemando
y hablo de no estar preocupada
por ello,
un basurerito de fósforos
que se van quemando
en el hueco de la palma de la mano
y se va haciendo un pozo
que se cava solo
la carne que sobra
se va amontonando
la carne se va espantando
en el fuego
la carne va perdiendo
en el fuego
Qué se apaga primero? la carne o el fuego?
se quema, se quemó el fuego
Se me quemó el fuego en el horno
Abrí el horno y allí estaba
todo el fuego quemado, ennegrecido
chamuscado, el fuego asado,
recontrahervido, tostado.
Se sentó a la mesa
y pidió
una rebanada de fuego
Tostada, bien tostada.
Ubicó la primera sobre la lengua
y la lengua le chirrió
como la grasa de una fuente.
Se apagó la carne / con el fuego.
Me acuerdo de Marga haciendo café para los asuntos de extrema importancia emocional, no se puede con mate, hay que preparar café. Me acuerdo que ese día de mierda, compré una cafetera con Blas, Emanuel y Pancho que se acercaron a mi casa rompiendo el aislamiento obligatorio y que yo dije: "Hay que tener café".
Marga tirando el I ching. El tarot. Abriendo libros para encontrar palabras que nos ampararan.
Marga preparando la tarta de puerro y panceta, la ensalada caliente ¿qué tenía?, la pastita de sésamo, la carne al horno con papas, el pollo, qué rico pollo.
Marga diciendo pasemos revista, chusmeemos.
Marga diciendo ¿y ahora qué hacemos? ¿Qué inventamos?
Marga con nosotras atravesando una represión, diciendo, calma, chicas, calma. Que de acá salimos vivas.
Marga leyendo un texto en la presentación de mi libro aseverando que yo era malena corriente continua saito y que ella era corriente alterna y que ahí estábamos las dos. Quiero buscar el texto. Lo busco, no lo busco. Me da miedo. Todo me da miedo. Quedé toda miedosa.
LAS MUJERES DE LA BURGUESÍA NO NOS ANDAMOS
EMBADURNANDO EL CORPIÑO
Es cosa de mujeres
nunca una mujer se ensuciaría el corpiño con la grasa del pollo
tampoco la piel que está debajo del corpiño
grasa de pollo entre la piel y el corpiño
todo el tiempo sintiendo ahí la piel sucia el corpiño raspando la grasa del pollo
hay pocas cosas que una mujer no haría
muy pocas cosas
qué guardaría Ud. señora dentro de su corpiño?
un billete de cualquier cifra (según su grado de necesidad)
un papel con una dirección vital
un pañuelito perfumado mi abuela guardaba en el corpiño
un pañuelito con puntillas
sobresalía la puntilla / nos secaba las lágrimas con la punta / de la puntilla
un ramo de margaritas?
la bolsita de alcanfor / prendida con un alfiler de gancho /
en una cinta roja para el mal de ojo
una medallita de la Virgen
una navaja un estilete un cuchillo / para asesinar al amante infiel
puedo sacar el cuchillo del centro de mi corpiño sin cortarme la piel
delicada de mis pechos blancos
la carta de mi amorcito
la llave de la alcoba del palacio Sacó la pesada llave con leve mano de entre
sus níveos pechos
la mujer de barbazul extrajo la enorme llave de entre sus corpiños / con
volantas / la hizo girar en la cerradura / volvió a guardarla en su pecho
un frasquito con veneno insecticida para las hormigas cianuro para echar en la
boca / del hormiguero / montonero
un pincel atravesado de lado a lado
una lapicera si es escritora
una manzana / Eva / la que duerme en el paraíso
vuelca la mano dentro del corpiño y ofrece gentil
a Blancanieves / la bruja
todos gestos graciosos
leves
dignos
nobles / incluso con la nobleza del asesinato
o del puñal que se hunde en la propia piel
rasgando el corpiño
hay erotismo en la mano que se hunde en el corpiño
pero la mujer vieja y desdentada que el domingo se presentó en la puerta de
una casa del Partido de La Matanza y que pidió comida a la otra mujer (que no
era vieja pero tan pobre) y que recibió en su mano la presita de pollo ( que le
entregaba desde otra mano o sea sin plato ni cuchillo ni servilleta de papel ni
siquiera trozo de diario la pequeña hija de la otra mujer) la mujer vieja sólo vieja
agarró el pedazo de pollo y se lo guardó en el corpiño.
Desde ese día me baño sin parar. Y he lavado todos mis corpiños con agua de
lavandas y espliegos y aromas de inciensos (aprovechando la cercanía de las
fiestas navideñas y toda esta cosa tan grata del espíritu ritual)
Y no hay caso con la grasa.
Este es mi poema favorito de Marga. Uno de los primeros que leí de ella.
Marga dejándome vivir en su casa, cuando se iba de vacaciones. Marga dándome la llave de su casa, por si te pasa cualquier cosa, querida. Marga contándome toda su historia, la historia de su vida. Las cartas. La poesía. El IVA. La política. El amor. Vamos a hacer un libro. Un libro para lxs que dan taller. Pero no un libro de consignas, no. Un libro con contexto.
Y así la empecé a entrevistar. Horas y horas de entrevistas, muchas perdidas. Se perdieron. Que horrible es ser joven y ser irresponsable. Imprudente. Inexperta. Tarada.
A cada entrevista, venía un invitado que no la conocía, para que no nos perdiéramos en el intertexto de la amistad y aún así nos perdíamos en el intertexto de la amistad cada vez.
Ya pasó el tiempo de contemplación de las Medusas.
Sin embargo,
si ahora me doy vuelta para la pared
no debo mirar enfrente
como en espejo.
Allí hay un basilisco -medusa empequeñecida-
con un espejito en la mano.
Un espejito de carey con mango marrón.
los dedos finitos emblanquecidos en los nuditos
agarraditos al mango de carey marrón.
la cara redonda como un huevito
la carita de espanto si se mira en el espejo sabe que morirá
si lo miro me transformaré en piedra o sal.
Ya pasó el tiempo de contemplación de las Medusas
sin embargo han quedado pequeños basiliscos por los rincones
se irán muriendo de hambre
barreré con cuidado las migas de espanto en todos los pisos
barreré el miedo las culpas el dolor de estómago
los ahogos los corazones desatados la presión sanguínea
el azúcar
barreré a mi padre gritando como un muerto
barreré a mi madre alzando la cuchilla
barreré a mi hermana diciendo No lo sabrán nunca
barreré a las víctimas a todas las víctimas del mundo
barreré a los muertos equivocados
a los que murieron asegurando que no moriría el hombre equivocado
Y entonces siento culpa. No puedo hablar. Silencio. Mutis. Por el foro. Angustia. Pánico. Entumecimiento. No puedo. No puedo. No puedo. Dolor. Yo no hice lo que prometí que haría, no terminé ese libro. Y ella me dijo un día, me voy a morir y no vamos a terminar el libro y se murió y no terminamos el libro, como leí que le pasó a Gabriela Massuh con María Elena Walsh y el libro de entrevistas. Porque las profecías se cumplen y cuando yo leí eso supe que tampoco yo iba a poder terminar el libro. ¿Porque cómo se condensa esa vida?, esa vida que fueron mil.
El mundo se derrumba / cae a pedazos / crepita / muere.
Eso es lo fantástico! Por fin nos llegó la hora de renacer de las cenizas.
Y allá ellos / los que no crean en Aparecidos y Aves Fénix.
Estoy engullendo al monstruo, buen trabajo me cuesta, el monstruo es de lenta
digestión, una y otra vez vuelve, asoma su horrenda cabeza por mi garganta,
me hace señas desde el fondo del abismo,
no es la muerte lo que preciso, no es su muerte lo que preciso,
es sólo saber que he podido con él.
Después, después podré dormir desnuda.
Ponerlo adentro o ponerlo afuera? Por qué tanta dedicación a las formas?
Si lo pongo afuera no podré dormir nunca tranquila. Lo veré acechándome,
oliéndome, podré estirar la mano y tocarlo, en un descuido se me vendrá
encima, y volverá a dar batalla.
Sólo soy un campo de batalla, me cito a mí misma.
Ya no quiero ser guerrera, ya no quiero batalla, debo aceptar este monstruo y
terminar de tragármelo de una buena vez.
Al carajo las formas, AL CARAJO LAS FORMAS!!!!!
Volver atrás y aceptar este monstruo adentro mío. Sí, aceptarlo adentro mío,
aceptarlo adentro mío, aceptarlo adentro mío.
Yo soy el monstruo.
Si yo soy el monstruo he modificado mi actitud.
Pues bien: yo soy el monstruo.
He vuelto atrás y lo he visto.
He visto he visto he visto con los ojos bien abiertos.
Lo puedo ver y aquí estoy. Lo sigo viendo y sigo estando.
Soy yo contemplando el monstruo.
Mira cómo te contemplo. Basta mirarme al espejo (espejito espejito tengo cara
de monstruito?)
Lo seguiré contemplando sin piedad, porque puedo resistirlo.
He podido caminar los diez (10) metros del pasillo contemplando al monstruo y
he podido resistirlo.
He llegado hasta la puerta, he hablado (contemplando al monstruo fijo delante
mío, fijo delante de mi nariz y también atrás, atrás de mi nuca, un verdadero
despliegue de monstruos)
y he regresado caminando casi altiva por el pasillo, sabendosa
del éxito de la contemplación.
Y he aquí al sacerdote, en el Sagrado Instante del Ofertorio,
elevando por sobre su cabeza
al Horrible Monstruo en todo su Esplendor.
No se inclinen delante de él, cómanselo de un bocado,
cómetelo
y vete tranquila
a hacer la digestión.
Ya te lo has tragado.
Que tengas una buena digestión.
Buen provecho.
Ya lo conoces, porque lo llevas dentro, ya sabrás qué hacer con él.
Habrá otras noches oscuras, pero ninguna tan feroz.
“Modifica su actitud y encuentra paz duradera
en la armonía con la ley eterna”
Sí, acepto.
Sí, acepto.
Sí, acepto.
(lo digo tres veces)
Este texto es una desprolijidad. La escritura puede ser desprolija. El dolor es desprolijo. El amor es desprolijo. Yo lo único que pienso mientras escribo es que la extraño mucho a mi amiga, a mi maestra, a mi hada madrina, a una de las personas que a ciencia cierta más quise en la vida. Y que más me quiso.
Mi amorcito. Mi amorcito. Mi amorcito.
Y que todavía busco las palabras, que todavía no encuentro cómo ni por dónde ni dónde está el hilo del relato. Y que todavía no puedo pensar que es verdad, que no está, que se fue, que no hay calma, calma, porque sí pasó algo, algo horrible. Injusto y maldito.
No voy
a ser yo la que mate la última cucaracha.
No seré yo la que diga la palabra nueva que no ha sido nunca usada.
No seré yo.
Prefiero mantener perfil bajo.
Anónima en la multitud.
No lo diré. No me presiones. No me lo pidas. No lo hagas.
Dios no existe, y si se lo nombra / aparece /
Esto existe / es real / y si lo nombro
mi hombre se irá
Pero sí sé cuando la angustia me desborda, que tengo tiempo, porque eso es algo que Marga me enseñó que hay que correr y hacer cosas, pero que también hay tiempo, que la película es larga, que lo que tiene que pegar la vuelta, la da y que las historias no terminan bien nunca terminan bien, pero que se desarrollan, sí claro y los miércoles y los jueves no entiendo cómo pero nos juntamos en su casa hace dos años con mis alumnos y nos reímos y leemos textos y pensamos cosas y de alguna u otra manera siento que está bien, que es eso, que calma, calma, no pasa nada, que es eso, que es eso, o por ahí, que no me adormile mucho, pero que es por ahí, que el motorcito sigue prendido y que hay que seguir con los inventos que nos cubran del viento del desamparo, que hay que seguir haciendo sonar la música.
Viernes 7 de diciembre del 2001
Hoy vendo el bandoneón de mi padre.
No vendo a mi padre.
Vendo su bandoneón.
No vendo su memoria.
Vendo el bandoneón.
La felpilla verde, el olor a Paraíso, la manzana intacta,
ninguna serpiente a la vista.
Ochocientos cincuenta dólares (cuando el país está al borde del default)
qué diría mi padre!
Bandoneones y trenes
nos hemos comido bandoneones y trenes
como Eva comió a la manzana
seguimos pecando
se repite el pecado original
yo no soy Eva
yo no como la manzana
yo no vendo los trenes
yo no vendo el bandoneón
habrá que empezar de nuevo
hemos vuelto a comer la manzana
hay que comer la manzana
para que la música siga sonando
todo tiene su precio.
¿Quién es Margarita Roncarolo?
Ustedes están aquí, en la página que ha hecho su hombre de arriba, su amado, su marido. Ahí. En youtube está el documental, que hay que verlo, ahora, sí corriendo, ya.
FORMAS DEL DESAMPARO
Desmadrado, desvalido, huérfano.
No tener a dónde volver la cabeza,
no tener a dónde volver la cara,
no tener a dónde volver la mirada,
no tener a dónde volver los ojos,
no tener a dónde volver la vista,
sin padre ni madre ni perro que le ladre,
cerrarse todas las puertas,
no tener a dónde volverse.
No tener cabeza,
no tener cara,
no tener mirada,
no tener ojos,
no tener vista
no tener madre ni padre ni perro,
no haber puertas,
arrepentirse de haberse ido.
Haber perdido la cabeza,
la cara,
la mirada,
los ojos la vista
la madre el padre y el perro,
no hallar puerta
ni siquiera haberse ido.
Recuperar el perro.
Con el ladrido.
Ajustarse la cabeza,
enderezar la cara,
dirigir la mirada,
apuntar los ojos,
adoptar un padre y una madre
inventar una puerta
quedarse en el lugar elegido.
Festejar de una sola vez / el Día de la Madre, del Padre y del Perro.
Festejarlo ladrando / amparado tras la puerta / enraizado en la tierra que se
está pisando / ojos cara y cabeza perfectamente atornillados / para soportar
el vendaval.
Cuidar que el vendaval no te afloje los tornillos
no dejar de ladrar
aguardar el canto de los gallos en el alba
robar un par de ojos si es necesario
o pedirlos prestados por un rato (enseguida te los devuelvo)
contemplar a los gallos magníficos / que circulan en libertad.
Alimentarse de uno mismo / sin madre / ni padre / ni perro que le ladre.
Algún día escribiré algo mejor. Por ahora me agarro de los fragmentos. Por ahora, lo que se pueda.
Salud, como decía ella.
Salud y poesía.