Por Constanza Quantin (*)
“Vamos a hacer un invento
que nos cubre del viento
del desamparo”
Margarita Roncarolo.
“¿Quién resistirá
Cuando el arte ataque?”
Luis Alberto Spinetta
Mucha “r” en Margarita Roncarolo. Su nombre ya era un poema antes de arrancar. Ahora es una declamación rabiosa. Zarpazo al alma que viene con terrón de azúcar para acurrucar la fiereza sin perder en el camino ni una pizca de ternura. Ternura como locomotora a todo vapor. Como ferrocarril arrabalero. Ternura no como blandengue sino como acción, operatoria de lo simbólico con búsqueda de efectos. ¿Cuáles? No se dice. Pero efectos de la palabra. La palabra como vagón de carga. “R” signo lingüístico nunca vacío, nunca quieto, nunca inmutable.
_ Describa una obra de arte participativa...
No hay canvas, pincelada, ni paleta cromática que se revele. Pero... Margarita Roncarolo fucsia, rojo, magenta, naranja. En ronco rugido ronronea rabietas irreverentes, irreversibles. Ritmo declamatorio que arrastra al arrumbado espectador recitando un poema, convocando vecinas, agitando tambores, oficiando rituales, puteando: “Si en los cinco minutos siguientes, no recibo el fax de la obra social a la que peRtenezco, con el sello autoriZado, que me autoRiza a haceRme una Radiografía SeriaDa deSÓfagogaStroDuodenaL por diagnóSTIco PREsuntivo de hernia hiATAL: VOY A AGARRAR EL FUENTÓN QUE ESTÁ COLGADO EN EL PATIO - Y VOY A SALIR A LA CALLE - SOLA -SEMIDESNUDADA - UNA PIEDRA ALREDEDOR DE LA CINTURA - EL PELO REVUELTO - LAS TETAS AL AIRE - Y CUAL CACEROLA VOY A BATIR EL FUENTÓN- SOLA! - AVANZANDO - SOLA! - POR EL MEDIO DE LA AVENIDA CORRIENTES (...)” (Ver Anexo 1).
¿Se escucha o se ve el poema? Ni se sabe de qué habla pero se quiere saber cómo termina.
Tira de los hilos que tiene que tirar, zumban los latidos y tiritan las dermis. Margarita conmueve: chicos, aulas, universidades, adultos. Margarita convoca: escritores y poetas, académicos, maestros, vecinos.
La conversación de qué es arte, qué no es arte, me acuerdo que estaba muy vigente. No me acuerdo cuál era la respuesta. Esto es tremendo. Porque yo te voy a estar hablando muy mezclado conmigo. Me da un poco de cosa. Pero vamos a mezclarlo. Con lo que yo iba viviendo. Yo creo que sí se autopercibía como artista. Como indagadora también sospecho que va. Indagadora en ese rubro de arte. Todo el tiempo estaba buscando nuevas técnicas de nuevas formas de hacer cositas.
Fragmentos de entrevista a Celeste Bianchi (hija de la artista) por Constanza Quantin, Anexo 11
Todo parece improvisado, pero no: Margarita edificada luego de sólido escombrar teorético-poético-antidogmático recita insurrecta e insurgente sin repetir y sin soplar los fundamentos del método surrealista, de la historia del arte, de las teorías estéticas, pedagógicas, gambetea en el aire hipótesis, refuta autores de memoria (ver Anexo 3 y 9)...
“Hoy es 21 de diciembre. ACÁ es el día del angelito. En otros lugares no sé cuándo es. Inclusive acá tampoco es siempre el mismo día, todos los años el mismo día. Es depende de las coordenadas, de los vientos, de las corrientes marinas y de todo eso (...)” dice Margarita mientras introduce el relato de una de sus acciones (ver Anexo 2). En “Introducción al surrealismo” (ver Anexo 3) contextualiza el surgimiento de la vanguardia del sXX: “Tres cuartas partes de Europa destruidas por la gran guerra, casi toda la población de la República argentina (...) Si Descartes hubiese nacido en la Edad Media hubiese dicho <<Creo, luego existo>> y si hubiese nacido en la Posmodernidad hubiese dicho <<Tecleo, luego existo>> (...) la catástrofe de la guerra hace que estos tipos digan <<nos engañaron, nos mintieron>>”. El factor de la temporalidad en Margarita, desanclado de la linealidad y abrazado a la praxis, a la acción con un otro, conduce a pensarla como una artista altamente contemporánea. Desmontando los límites canónicamente estipulados para las occidentalísimas categoriales diferencias entre artes (visuales, artes dramáticas, artes audiovisuales, artes del fuego, etcétera, etcétera y etcétera), monta una otra obra que es impensable sin la subversión de dichas categorías. Y que, asimismo, se redobla en valor al tensionarlas. En relación a la vinculación entre temporalidad y la noción de arte contemporáneo Claire Bishop (2013) precisa:
“(...) here the contemporary is understood as a dialectical method and a politicized project with a more radical understanding of temporality. Time and value turn out to be crucial categories at stake in formulating a notion that I will call a ́dialectical contemporaneity ́, because it does not designate a style or period of the works themselves so much as an approach to them.”
(p. 8 y 9)
Si Margarita hubiese nacido en la Edad Media probablemente hubiese sido trovadora, o andado en un carromato de teatrino ambulante. Si Margarita hubiese nacido en el futuro posiblemente sería un Holograma. Si Margarita fuera una pincelada sería seca y cargada, pincel chato, brocha gorda número 8. Óleo con poco aceite de lino, mezclado con pucho, rouge y remolacha de la cocina. Porque si Margarita fuera pintura estaría en la cocina, al lado de la bacha, apoyada en el secaplatos, recién manchada por el cenicero.
Pero Margarita no es pintura.
_ Bueno, es artista contemporánea. Check. Pero ¿Es Margarita artista? ¿Es Margarita maestra? ¿Acaso es una excelsa intelectual? ¿Tallerista, militante, performer, terapeuta o escritora? ¿Es Margarita curandera posmo post punk maravilhosa?
Margarita no es pintura pero es imagen, imágenes.
Quedó dando clases en su casa. Ahí hubo todo un momento muy especial de creación, y álgido. Me acuerdo yo con mi grupo -que yo iba también- hicimos toda una investigación con respecto a los sueños, nuestros y de otras personas. Estuvimos recopilando sueños, sueños, sueños. Y elegíamos algunos y los teatralizábamos. Los volvíamos imagen y cuerpo. Y fue relindo eso.
Fragmentos de entrevista a Celeste Bianchi (hija de la artista) por Constanza Quantin, Anexo 11
Maestra de la proyección de sombras iridiscentes, imágenes invisibles. Esas categorías, todas esas distinciones, parecieran no pertenecerle al artista que atrapó y tradujo con “lo que haiga” un mundo intangible.
Arranca “Proyecto Instantáneas” (ver anexo 8) y ella anuncia: “De eso es de lo que tenemos que hablar, de lo que habitualmente no es percibido como escándalo” y sin demorarse indica una consiga: “Registre lo que hay por escrito, todo lo que hay escrito en la cuadra de su casa.
TODO. Es todo.” Es un ejercico de taller pero a la vez es un método creativo y asimismo... ¿no es ya arte participativo? Comenta la frase que usualmente le devuelven: “En mi cuadra no pasa nada”. Se vislumbra una práctica contemporánea que implica al otro de un modo político altamente práctico y no pedagogizante. Busca un efecto y sabe que lo habrá, pero no sabe cuál. Esboza la vinculación con la metáfora del “Gas Grisú”: el escándalo es el gas grisú. El escándalo es lo que no se ve por estar mirando otras cosas. Cuando se da el desenlace -al igual que en “El cadáver exquisito”, “Las malas palabras”, “El angelito”, aparece otro componente: “Vuelven con la percepción desnaturalizada. Profundamente conmovidos por lo que acaban de descubrir. Mensajes chiquititos.” Ella sabe que hay un efecto de ver algo no visto, pero sabe qué van a ver. El componente de la sorpresa, lo azaroso y la incertidumbre es otro.
Esa es la parte de la experiencia que supone un espectador emancipado: confirma desde el inicio que el otro posee los recursos para simbolizar e interpretar la realidad (Rancière, 2009). La sorpresa de la aparición de sentidos nuevos. La sorpresa no es ya acerca de lo que miré, sino que se vuelve sobre lo que no estaba mirando. Se visibiliza el reparto de lo sensible, se magnifica la experiencia de lo infraordinario y no del escándalo siempre altamente capturable y catalogable por los discursos hegemónicos.
En todas esas acciones (“El cadáver exquisito”, “Las malas palabras”, “El angelito”, etc) aparece lo colectivo : la calle, el taller, el facebook, la cartografía, el texto con frases de todos, el juntarse a desear. Y no como un fin en sí mismo sino también como una realidad a reconfirmar. La producción simbólica es con un otro. Eso que siempre estuvo ahí, me conmueve porque ahora participo de algo que no había ni soñado que podía existir.
Cuando comenzó a hacer su taller en la casa, los primeros años me acuerdo que salían y pintaban autos abandonados con los alumnos. Lo que era un riesgo importante. Pero bueno, lo hacían. Era como eso, la acción. Y la salida a la calle.
Fragmentos de entrevista a Celeste Bianchi (hija de la artista) por Constanza Quantin, Anexo 11
El ejercicio artístico siempre genuinamente honesto no cesará de arremeter contra la categoría por siempre posterior y adoctrinante. Queda la pelota del lado del interpelado: ella no se detiene a re-interpretar-se. A buscar-se sentido o atribuirle un sentido al discurso del espectador-público-participante. Pero hay que pedir al cielo rosa que no se pierda la interpelación en la interpretación tercerizada. Que no se pierda la conmoción en la resignificación ajena: a quien le toque hacer la historización o curación de Margarita no debería escapársele esta renegada existencia por sobre los bordes.
Allí hay una importancia en sostener la problematización de las lecturas posibles sobre su trabajo y que radica en aquello que Bishop (2013) enuncia como:
“(...) the ultimate aim is to disrupt the relativist pluralism of the current moment, in which all styles and beliefs are considered equally valid, and to move towards a more sharply politicized understanding of where we can and should be heading (...)”
A quien cure a Marga le cabe el trabajo de una resignificación delicada que la ponga en (más) valor (del que ya se autogestiona) al mismo tiempo que se prevenga de ir a la caza de sentidos vaciando su potencia política y colectiva. Más bien estas lecturas podrían estar prestas a continuar resonando con las reverberaciones que detonó la agente creativa de obra.
Pero todo eso era muy importante: la acción y la gente. Y está re bueno. Está bárbaro. Las personas que van adelante, abriendo caminos adelante. Últimamente siento mirar cómo son los movimientos de las personas. Siento que hay algunos que inician los lugares, las cosas, las ideas. Y que van medio solos. Que van bastante adelante. Que no son comprendidos cuando van. Y dejan como rastros. “Por acá se puede pasar che”. Y pasé. Y viven sus vidas. Y después van lo que -ahí iría mi mamá- que llevan al resto de las personas. Y van adelante ahí, llevando a mucha más gente. A los lugares nuevos, humanos. A eso me refiero, a las revoluciones.
Fragmentos de entrevista a Celeste Bianchi (hija de la artista) por Constanza Quantin, Anexo 11
Si como plantea Eco (Bishop, 2006) las obras siempre están abiertas a la multiplicidad de interpretaciones y ejecuciones posibles, y el arte contemporáneo suele conscientemente hacer uso de esa openness, la práctica curatorial sensible con Margarita debiera al menos estar dispuesta a no controlar posibles resultados. A no obturar los sentidos de su trabajo. A las personas les pasan cosas, todo el tiempo. Las personas interpretan el mundo (Rancière, 2009), reaccionan al entorno. Margarita está consciente de ello y pareciera asumir de entrada que los participantes son activos como intérpretes y no necesitan que ella los active en ningún sentido (Bishop, 2006). Sin embargo, no sería suficiente afirmar que Margarita es artista contemporánea porque hay efectos en los participantes. Conmoverse es un evento esporádico y que tiene privilegiado hábitat frente a ciertos actos singularísimos que parecieran detener el tiempo, pausar el incesante run run mediático neoliberal. Como por ejemplo, un gesto de Margarita. Muchas veces esa conmoción es espectacularizada, vaciada de sentido y pintada de amarillo cadmio o cadmín por los medios de comunicación. El sentimentalismo vende. Además, y en consonancia, también es cierto que la conmoción no necesariamente implica una genuina vinculación con los gestos. Tiene que haber algo más. El asunto es que esa función interpretadora del otro, en el caso de Margarita no se espectaculariza ni se exhibe como conejillo de indias, ni tampoco es el centro de la participación. No se busca un tipo de interpretación particular o conmoción precisa, no hay pedagogización, no hay diferencia en términos de “capaz- incapaz” (Rancière, 2009) de comprender la obra en un sentido correcto o incorrecto.
_ ¿Pero su obra es necesariamente de arte? ¿O si es docente su obra es pedagógica?
Margarita está docente, está poeta, está performer, está militante. Quizás y como ella misma estructuraba en conversaciones, a veces se oficia de alumno, se oficia de docente, se oficia de artista, de performer, de poeta (Ver Anexo 2).
Lo real escapa a la cacería de sentidos y categorías. Y el arte de Margarita se juega con lo real. Hay algo real que se produce entre Margarita, su acción y las personas que se aleja de la espectacularización y de la búsqueda de una participación pedagogizante. Al decir de Bishop (2006) hay una real construcción de situaciones. La autora plantea tres preocupaciones que guían el arte participativo desde los ́60: la activación pedagógica de las sociedades, la autoría compartida y la construcción de un lazo social comunitario a partir del capitalismo. Si tuviésemos que aventurar una interpretación, pareciera que a Margarita no le interesaran tanto las dos primeras como sí el sentido de comunidad. Pero nuevamente, esto no como un a priori desde donde ella opera en búsqueda de un efecto particular. En consonancia con lo que Bishop (p. 26, 2013) mencionara como “(...) the difference between physical engagement with art and appropriation of social forms in order to bring closer art to 7daily life (...)”, más bien Margarita tiene una real necesidad de jugar a algo y para jugar a eso necesitar estar con un otro. Cuando se sucumbe a ese real deja de importar la distinción entre roles, la conceptualización del tipo de arte participativo que lleva adelante, si es arte visual, literario o teatral, y si tiene que cumplir una función social o no... Margarita ya está funcionando socialmente, construyendo y habitando un espacio para la diversidad de imaginarios. Se desiRosa o Muerte: Margarita Roncarolo y las artes participativasmporta de las categorías, total su acción ya está con un otro y hace rato circula y conmueve. De hecho, casi todas sus publicaciones están llevadas adelante por esos otros con los que hace comunidad. Y si bien se adivina que no hay una pretensión de homogeneizar la percepción de su obra, su relato es claro y contundente y completamente atento a participar a su interlocutor.
_ Supongamos que es arte, ¿arte dramático? ¿Literario? ¿Dramaturgia? ¿Artes visuales? ¿Lo perfo es teatro o artes visuales? ¿Es arte contemporáneo?
Ya sopla bajito Margarita: “A veces las posturas se dan desde lugares ideológicos que no tienen una pata en la realidad”. Cuando en “El angelito” (ver anexo 2) relata cómo “Se reúnen a desear”, la participación, la escritura y la co-autoría aparecen como contingencia para estar en lo colectivo. No como recurso artístico deliberado para estar contemporánea, en onda o en algún tipo de arte específico. Incluso en el registro de ese relato, se adivina que ella está atravesada por el evento y no es una observadora fría y distante de los efectos de su trabajo en los participantes. No se trata de tirarle a la comunidad un estímulo para ver qué hacen y registrarlo como reality amarillo, confirmación de los más bajos instintos humanos. Ella misma es participante de un modo particular -pero es participante- y relata tiernamente que “No existen los deseos individuales”. Explicita también varios puntos teóricos sobre los que sostiene su práctica “Socializar el deseo, el éxito y el fracaso”. Si bien afirma que “A desear se aprende”, incluso en esa afirmación no hay un afán pedagogizante. Sí, se aprende. Pero no de ella, ella no les enseña a desear. Solo abre la puerta para ir a jugar y habilitar prácticas cotidianas, simbólicas y colectivas que hagan lugar a otros modos de existencia. Quizás lo que sí es interesante, es notar que la diferencia entre las performances de Margarita (Ver anexo 1 por ejemplo) y sus acciones participativas, radica en que en las segundas colapsa explícitamente la diferencia entre performer y artista, amateur y profesional, producción y recepción (Bishop, 2013). El énfasis está puesto en la colaboración y en la dimensión social y colectiva de la experiencia. Poder pensar lo colectivo y echar mano al recurso que se preste más allá de su categorización tiene que ver con poder ver el anacronismo (Bishop, 2013) en la obra de Margarita.
_ Entonces, ¿es Margarita en sí misma la intervención?
Que desimporte su categoría no quiere decir que no sea necesario problematizar la misma. Poder desembarazarse de unas categorías que existen, implica estar conscientes de ellas y poder moverse más allá o más acá de cualquier modo. Quizás justamente que su figura suscite tantas dificultades para abordar con puntería alguna certeza, reubica el eje en el presentismo de su obra que lleva no a preguntarse a qué tiempo pertenece sino por qué cierta temporalidad habita su trabajo (Bishop, 2013). Qué temporalidad es esa que dialoga con algunas expresiones de las vanguardias, que se abraza con algunos movimientos de las neovanguardias de los 60, que comparte casa con varios artistas actuales. Siguiendo esta línea podríamos preguntarnos ya no en qué disciplina artística encasillarla, sino por qué puede y usa tan diversos recursos. No qué es, sino cómo desarrolla una comprensión política tan aguda del tiempo que habita. Quizás todos esos planteos sirvan para ver en Margarita y su trabajo aquello que Bishop (2013) caracteriza como un nuevo imaginario político capaz de acompañar a las comunidades a repensar el mundo. Respecto de la construcción de imágenes, Margarita comenta que si ella puede mirar y mostrar cómo mira, su trabajo está orientado (Ver anexo 8).
En medio de un infopaisaje puntillosamente mediado donde abunda la aparente comunicación instantánea regida por una economía de las imágenes y un régimen representativo tirano con las sensibilidades (Smith, 2006), una Roncoralo participation abre la puerta para ir a jugar y habitar otros posibles modos de sentir y estar en el tiempo. Quizás otros modos conectados con la naturaleza, el cuerpo, la comunidad. O quizás no. Pero qué importante que al menos no estén regidos pura y exclusivamente por la norma del mercado infraordinario.
Era una gran despertadora y habilitadora de la fuerza de los demás, ¿no? Y mientras trabajaba para su fuerza mientras hacía eso. Pero los demás sí era muy importantes, eran muy motor de su forma de moverse estar con los demás y estar para los demás. Todo el tiempo estaba consiguiendo cosas para otros, y habilitando posibilidades para otros que no terminaban de reaccionar o no entendían cómo. Muy así. Pero eso. Apoyada también por muchas personas. Moviéndose en esa fuerza.
Fragmentos de entrevista a Celeste Bianchi (hija de la artista) por Constanza Quantin, Anexo 11
Ya lo adelanta Bishop (2013), si el pasado y el presente colapsan en una transhistoria y transgeografía, no necesariamente una curaduría que relativice los nodos temáticos es, además de provocativa, sensible con el presente social y las urgencias políticas. Todo mensaje es susceptible de ser fetichizado y convertirse en marketing museístico. El desafío sería hacer una curaduría de Margarita y su trabajo que -además de no catalogarla según cánones tradicionales- sea lo suficientemente sensible como para no quedar solo en el aspecto provocativo de su obra desentendiéndose del profundo presentismo social y político que invoca.
_ Estaría promediando el escrito, y no se ha puntualizado nada acerca de cómo catalogar a Margarita, ni acerca de qué tipo de arte lleva adelante y, además de eso, se ha sumado un problema acerca de cómo hacer su curaduría.
Margarita es un invento. Si lo real es lo urgente, la necesidad compele a leerla, a no cesar de escucharla, a no abdicar en participar de su propuesta, hablar el roncarolo ́s language, ver el mundo a través del roncarolo ́s point of view. Es urgente no perder tiempo en catalogarla. Se adivina su fetichización en cuanto la descubran, se futuriza en este trabajo las remeras con la silueta de la roncarolo ́s wigg. Igual se la quiere presumir, claro. Vaya, hágase fan, adquiera un roncarolo moment ya ya ya llame ya. No se encuadra, no se vende, no se subasta. Su amiga del country no tendrá uno igual. En los museos de Europa no se consiguen. Un roncarolo item empuja a que inventes tu propio invento, no hay respuesta correcta (Ver Anexo 3). Es gratis y te hace laburar a vos y a toda tu familia en un proceso que se llama interpretación. Sin embargo, todos deberían tener un Roncarolo in da house.
"Esperaremos que el viento / nos triunfe el pelaje.
Pero no habrá que darse cuenta.
- Ir como todos los martes a la clase de yoga.
- Pagar el teléfono
- Pisar sin querer la cola del gato
- Cambiar el agua de las flores
- Ay que me pica el ojo, me lo tenés?”
(Ver anexo 8)
La voz árida que sostiene la palabra aplomada va siendo bombeada por la piel y los surcos. El aplomo seguro de quien de frente te mira diciendo no sé. Y en ese no saber garrafal abofetea una certeza que acompaña: ya no estaremos nunca más solos. Margarita real hipnotiza obnubilada escucha, apapacha el empacho, cura el ojeo, espanta la luz mala. Margarita post punk maravilhosa mima vulnerabilidades, enciende un tornado e incendia el embalse cuando apacigua urgencias con poesía arremolinada pucho mediante. Aterriza cuando despega, se ufana en espiral. Nada puede salir mal. Porque es un invento. Porque el molde lo rompieron cuando arrancaron a modelar en la escuela de alfarería donde trabajaba su mamá. Margarita es un invento, para mañana, para hoy y para atrás. Por eso es arte y es contemporánea.
Bibliografía
. BISHOP, Claire; Participation; Whitechapel Ventures Limited; 2006.
. BISHOP, Claire; Radical Museology; Koenig Books; 2013.
. RANCIÈRE, Jaques; El espectador emancipado; Bordes Manantial; 2008.
. SMITH, Terry; ¿Qué es el arte contemporáneo?; Siglo XXI; 2006.
. RONCAROLO, Margarita; Rosa o Muerte; Santos Locos Poesía.
ANEXOS
Anexo 1
Anexo 2
El día del angelito
https://www.youtube.com/watch?v=ArE5vU6-xqg&ab_channel=letterlitter
Anexo 3
Introducción al Surrealismo Margarita Roncarolo - Introducción al Surrealismo
Anexo 4
Las Doritas
https://margaritaroncarolo.com/posts/ahi-vienen-las-doritas
Anexo 5
Las malas palabras en la escuela
1. ¿Por qué las malas palabras son malas?
https://www.youtube.com/watch?v=_PRh0ddB_2U&ab_channel=Boomcapital
2. Las malas palabras y la educación sexual
https://www.youtube.com/watch?v=l3Ll_l0zydU&ab_channel=Boomcapital
3. Una experiencia con adolescentes
https://www.youtube.com/watch?v=l3Ll_l0zydU&ab_channel=Boomcapital
4. Una experiencia en nivel primario
https://www.youtube.com/watch?v=g6m-kvMLINM&ab_channel=Boomcapital
Anexo 6
Poemarios
Vamos a hacer un invento
Una sombrilla de playa / enorme / de las antiguas / de hierro / hallada en la basura
Abajo
un paraguas azul / con dos varillas rotas / que uso / efectivamente / para la lluvia.
Abajo
una sombrilla pequeña / de juguete / de las que usan las niñas que juegan / a ser damitas.
Abajo
una sombrillita / china / de papel / color pastel / que protege / en el espejo del baño / el
cuerpo de un pajarito.
Vamos a hacer un invento
que nos cubra / del viento del desamparo.
Escándalo
"Esperaremos que el viento / nos triunfe el pelaje".
Pero no habrá que darse cuenta.
- Ir como todos los martes a la clase de yoga.
- Pagar el teléfono
- Pisar sin querer la cola del gato
- Cambiar el agua de las flores
- Ay que me pica el ojo, me lo tenés?
- Cruzar la avenida mirando un punto fijo
- Preguntar si afuera llueve
- Hervir remolacha
y pensar en ponerse
el vestido rojo.
(como un accidente / como un tren que se te viene encima)
Y que nadie / huela siquiera / a revolución.
No tiene solución
Para dar de comer / a los machos pobres
yo quisiera ser una vieja chota / gorda y fea.
Arrojar las semillas el grano al voleo / como en el gallinero /
sin destinatario / el gallo que pica, pica
la ley del superviviente
yo no tengo nada que ver
para que el gallo sepa / que igual me puede coger.
Inconsciente mío
Me le paré enfrente, cosa que me viera bien
y con voz firme (sin autoritaria) le dije:
e me vas para adentro inmediatamente
y te me portás bien
y calladito la boca
y ahí te quedás
por lo menos hasta que yo te diga.
Me obedeció
y entró corriendo
derechito por donde había salido
y cerró solito la puerta.
Anexo 7
Teoría (desgrabaciones textuales de conversaciones)
- Proceso educativo versus suceso educativo
https://margaritaroncarolo.com/posts/proceso-educativo-versus-suceso-edu...
- La historia de las bacas y los dueños de la lengua
https://margaritaroncarolo.com/posts/la-historia-de-las-bacas-y-los-duen...
Anexo 8
-Proyecto Instantáneas
https://www.youtube.com/watch?v=hYmgGAEmMjU&ab_channel=Boomcapital
Anexo 9
- Artículo : “El adiós a Margarita Roncarolo”
https://www.pagina12.com.ar/279651-el-adios-a-margarita-roncarolo
- Entrevista “Poetas argentinos”
https://www.youtube.com/watch?v=S-dF3b-1voE&ab_channel=PoetasArgentinos-BCN
RADIO
Anexo 10
- Bio en https://margaritaroncarolo.com
Anexo 11
Entrevista realizada entre julio y agosto de 2021 por Constanza Quantin a Celeste
Bianchi, hija de Margarita Roncarolo:
¿Tenés registro de la percepción que tenía Margarita de su propio trabajo a lo largo de los años? ¿Cómo historizaba ese recorrido y las transformaciones del mismo?
Se me venía un gran “ no sé todo eso”. Pero también me suena medio raro ese “no sé”. Así que vamos a saber algo de todo esto. ¿Cómo historizaba su trabajo? Para responder eso tengo yo tengo que un poco preguntarme si tengo que historizar la parte que viví con mi mamá cómo sería...e historizar qué es. Es algo que tiene que ver con el recuerdo, ¿verdad? Con nombrarse ese recuerdo y sostenerlo. Yo lo que con respecto al trabajo...por ejemplo me acuerdo todo lo que fue un momento, unos años, ella daba clase en el Instituto Vocacional de Arte, su gran lugar de armarse como profesional. El lugar en el que estuvo más tiempo y conoció más gente. Su escuela en un sentido. Y me acuerdo en una época que había creado un laboratorio de investigación. Además de las clases había otras clases que eran laboratorio de investigación con respecto a la literatura. Creo que se llamaba LIEPA. Era una sigla y ponele que era Laboratorio de Investigación con la Palabra Aplicada. Para adolescentes entre 14 y 18 años, algo así. Y entonces vos ibas a las clases comunes y si querías aparte ibas al LIEPA. Eso fue muy importante. Porque se abrió ahí oficialmente lo que es investigar y tener voz y tener más lugar. Que eso ya sucedía en sus clases. Era la profesora con la que más se podía practicar, ser uno mismo y que sea divertido. Pero además acá cobraban otro protagonismo los alumnos. Y eso le generó un montón de cuestiones con la institución, de idas y venidas, de que sí, de que no, de que cuántas horas. Y al final lo terminó deshaciendo. Fue justo una época en que todo cambió mucho. Se fue diluyendo. Como cerrando. Claramente hubo una época que en las instituciones se fue complicando todo. Que tiene que ver con lo económico, yo no me lo acuerdo a eso. Y entonces todo se empezó a cerrar y después ella igual terminó jubilándose y yéndose de ahí. Quedó dando clases individuales. Bah, grupales en su casa. Ahí hubo todo un momento muy especial de creación, y álgido. Me acuerdo yo con mi grupo -que yo iba también- hicimos toda una investigación con respecto a los sueños, nuestros y de otras personas. Estuvimos recopilando sueños, sueños, sueños. Y elegíamos algunos y los teatralizábamos. Los volvíamos imagen y cuerpo. Y fue re lindo eso. Estuvo buenísimo. No sé, una anécdota es más bien esto (risas).
¿Creés que se autopercibía como artista? ¿Cómo se describía ya sea en ese rol o en otro? ¿Cómo describía ese rol en esas acciones por las que la conocemos tanto?
La conversación de qué es arte, qué no es arte, me acuerdo que estaba muy vigente. No me acuerdo cuál era la respuesta. Esto es tremendo. Porque yo te voy a estar hablando muy mezclado conmigo. Me da un poco de cosa. Pero vamos a mezclarlo. Con lo que yo iba viviendo. Yo creo que sí se autopercibía como artista. Como indagadora también sospecho que va. Indagadora en ese rubro de arte. Todo el tiempo estaba buscando nuevas técnicas de nuevas formas de hacer cositas. Le gustaba mucho, en un momento le empezó a gustar pintar, tomó varias clases de collage. Tenía un escritorio lleno de papelitos, tijeritas, marcadores, pastelitos. Todo para ir probando. Ahí todavía en mi casa hay una biblioteca, toda una pared llena de cubos, que adentro tienen muñequitos, partecitas de juguetitos... Muchas cosas. Pequeñitas. Para armar obra. Y después también se empezó a animar a estudiar teatro, a estudiar otras herramientas que tengan que ver más con la escena en sí, no tan solo con el texto. Hubo un momento muy importante en ella que la empuja a ser más lo que era, que fue luego de su enfermedad. Igual ella toda la vida tuvo temas con enfermedades largas y largas. Siempre contaba que empezó a leer tanto, porque era la única que leía cuando era chiquita en el hospital donde estaba internada. Entonces ella le leía a todos los demás. Pero después tuvo un coma diabético. No sé a qué edad bien será. A los cuarenta y algo. Y casi muere, estuvo por morir un tiempo. Al final vivió. Igual quedó diabética. Muy zarpadamente eso fue un gran cambio. Y ahí arremetió, ¿no? Cuando pudo tomar fuerzas, tomó más fuerza. Definitivamente. En todo lo que era su expresión. Yo creo que sí, que se nombraba artista. Había algo muy importante en lo que era compartir el aprendizaje para ella, nunca fue de quedarse sola haciendo obra. Nunca existió ese momento, al menos que yo lo tenga registrado. Siempre fue muy en equipo, con otros muy cercanos y activos siempre.
Esta pregunta tiene que ver con algo que me gustaría conversar con vos y conocer tu pensamiento, tu parecer al respecto. A mi me pasa con el trabajo de ella que veo mucho pensamiento creativo como puesto al servicio de lo colectivo y de la acción. Como todo muy orientado a la acción. Una creatividad como muy operativa. Me gustaría saber qué pensás de esto. Qué pensaba ella de esto.
Sí acción total. Acción sin pensar bastante. Muy de moverse. Directo al punto de acción. Igual sí pensaban. Programaban. Estudiaban. Pero mismo en su taller cuando dejó de enseñar en la escuela me acuerdo que esos primeros años que seguía enseñando a adolescentes. Siempre fue con adolescentes, ¿no? Pasó por niños y adultos. Con los niños ya no tenía tanta paciencia o algo así. Y con los adultos le recostaba. Yo he tenido esas charlas. En donde me decía que no podía con adultos. Que los sentía muy cerrados y endurecidos. Esas son palabras mías. Ella no lo decía así. Pero muy complicados. Enojados. Como que se le enojaban un montón, enseguida, se ofendían. Bueno y cuando comenzó a hacer su taller en la casa, los primeros años me acuerdo que salían y pintaban autos abandonados con los alumnos. Lo que era un riesgo importante. Pero bueno, lo hacían. Era como eso, la acción. Y la salida a la calle. Eso también. Cuando nos mudamos a la casa de ahora, fue cuando ella tuvo el coma, osea que esa casa tiene todo su renacimiento digamos. Y había una cortada antes, ahora ya no es. Entonces muchas actividades en la calle. En la cortada. Todo una pelea con los vecinos hasta que todos terminan aceptándolo. Llegaron a acuerdos de convivencia rebuenos, y mucho de la calle. Sí. El pueblo. El peronismo. (Risas) No sé, yo no sé mucho de todo eso. Porque a mi me hartó todo eso. Soy la hija que quedé como un poco arrasada por todo eso. En algún punto, los padres no preguntamos mucho a los hijos. A mi hermano sí le copa un poco más todo eso. Sentí mucha mentira o inconsciencia en todo eso. Pero todo eso era muy importante, la acción y la gente. Y está rebueno. Está bárbaro. Las personas que van adelante, abriendo caminos adelante. Últimamente siento mirar cómo son los movimientos de las personas. Siento que hay algunos que inician los lugares, las cosas, las ideas. Y que van medio solos. Que van bastante adelante. Que no son comprendidos cuando van. Y dejan como rastros. “Por acá se puede pasar che”. Y pasé. Y viven sus vidas. Y después van lo que -ahí iría mi mamá- que llevan al resto de las personas. Y van adelante ahí, llevando a mucha más gente. A los lugares nuevos, humanos. A eso me refiero, a las revoluciones. Bueno para ella muy importante Cuba, y la revolución y todo lo que consiguieron ahí. Muy de dar pelea, de enojarse, de putear sin parar. Mucha fuerza y retroalimentación en eso. Se alimentaba un montón de los enojos a veces. De las injusticias. En un sentido de luchar contra eso, le hacía muy bien.
¿Cómo describirías el lugar de los otros en el trabajo de ella? ¿Qué lugar ocupaban los
otros en el trabajo de ella?
El otro era clave. Por su forma de moverse el otro era sumamente necesario e importante para todo. Le era muy necesario estar con gente que pensara muy parecido a ella. Y hacer cosas con esas personas. Estar muy cercana a grupos. Tenía una alumna en principio a la que le enseñó, y esa alumna empezó a dar talleres, en principio y al final. Y después empezó a hacer cosas con los alumnos. Cuando empezaron con el kamishibai, era todo con alumnos. Y ahí estaba como a la par. En varios sentidos. No en todos. Antes de eso también actuaban. Tenían un grupo que se llamaban Las Nancys me parece. Hacían performances de los textos con los alumnos más antiguos. Es como que era una líder de un grupo y se movía así. Era su alimento. Lo grupal. Hacer grupo con personas parecidas. (Risas). Eso a mi me da risa. Porque ahí me vuelvo mala y digo “Es más fácil”. Igual eso sospecho que es lo que más hizo una vez que se jubiló. Después mientras trabajaba en el IVA le tocaba tener que tener inconvenientes con los distintos. Pero los demás sí era muy importantes, eran muy motor de su forma de moverse estar con los demás y estar para los demás. Todo el tiempo estaba consiguiendo cosas para otros, y habilitando posibilidades para otros que no terminaban de reaccionar o no entendían cómo. Muy así. Pero eso. Apoyada también por muchas personas. Moviéndose en esa fuerza.
Quisiera cotejar con vos a ver qué pensás o si recordás algo que ella haya comentado sobre esto: cuando veo los registros de sus acciones, en YouTube o el libro por ejemplo, ya sean registros visuales o escritos, muchas veces fueron llevados adelante por otros y la sensación es de que fueron muy impulsados por otros que estaban participando en su trabajo. Quizás como alumnes, como espectadores, como público. Registros muy impulsados por otros, más que por ella misma. Pero esta es una sensación acerca de la cual me gustaría conocer tu parecer. Como si el impulso de la sistematización del registro lo viera más del lado del otro de alrededor.
Sí, totalmente, totalmente. Era impulsado por otros más que por ella. Lo creo muy como reflejo de un sistema que funciona así, ¿no? Tal cual. No era ella su meta mostrar, o hacer muestras. Era sí mostrar, pero no exactamente mostrarse a ella. Sino al producto. Y mostrar en general. Que la gente se pueda mostrar. Que la gente pueda decir lo que le está pasando. Era en realidad el motor su ser maestra. Al ser maestra, muy querida y muy como un maestro que está acompañando a muchas personas y que está guiando en algún sentido. Muy única. ra la que siempre comprendía a los adolescentes, muchos adolescentes muy rotos, como puede pasar en la adolescencia y en cualquier parte de la vida. Pero como muy no escuchados por sus padres, en ella encontraban un lugar de descanso, de poder usar su voz. Entonces sí, ellos eran los que querían registrarla. Pero me parece así. Una consecuencia natural del movimiento. Pero sí está bueno nombrar que lo más importante era su ser maestra. En definitiva. Desde ahí ella podía expresar y hacer que los demás se expresen. No tengo un recuerdo de verla diciendo “mi obra”. Tenía como algo de dificultad de meterse en su obra sola. Más al final de su vida, recién empezó a darle más bola a publicar libros suyos con sus poemas. Pero para llegar a eso pasó por muchísimo trabajo en equipo. Muchísimo. No fue directo ahí.
¿Algún comentario, idea, sensación que quieras compartir más allá de lo que te haya preguntado?
Para terminar algo sobre su trabajo, era una gran despertadora y habilitadora de la fuerza de los demás, ¿no? Y mientras trabajaba para su fuerza mientras hacía eso. Todo el tiempo buscando cosas nuevas. Sin parar, sin parar. Incorporando nuevas herramientas sin parar. Cuando apareció Facebook enganchó tremendamente. Yo decía “no puedo creer la cantidad de tiempo que pasa en eso”. Me llamaba la atención. Ella lo usaba como una herramienta gigante. Lo re usó. Con la pandemia Como ella tenía una compu vieja que no podía hacer zoom, los alumnos hicieron una colecta y le regalaron una laptop para que haga los zoom. Trabajó un montón en pandemia, más que nunca. Tenía muchísimo trabajo de dar clases y ayudaba a alumnos que tenían que presentar tesis. A armar proyectos. Sabía muy bien cómo era la parte corporativa de escribir. Lo formal de escribir. Ayudaba a mucha gente en eso. Pero bueno la fuerza que usaba y comandaba era alucinante. Una de esas personas tipo toro. Para adelante, para adelante, para adelante. Sin vueltas. Linda, muy linda.
(*) Constanza Quantin, autora de este artículo académico, es curadora de arte.
Foto: René Guerra